martes, 8 de abril de 2014

Tú por las mañanas



Eres el suspiro
que se despierta tímido
a las ocho de la mañana
de un día cualquiera.
Eres una mejilla
que entre vuelta y vuelta
se pega a la sábana,
como el vaho a la ventana
de una habitación friolera.


Eres la manta por el suelo
y esa mano fría como el hielo
que de forma traicionera
introduces por mi espalda.
Eres mi mordisco en tu cuello
y ese fracasado intento
de hacer ver que te cabreas
mientras saboreo mi venganza.


Eres el café que nos espera
hirviendo sobre el fuego
cuando libramos nuestra guerra
con cojines como armas.
Eres el despertador que suena
más de lo que recuerdo
mientras nos robamos algún beso
entre bostezos y legañas.


Eres el puñado de cereales
de aquella marca que te gusta
junto a una tostada
untada a medias.
Eres los dibujos
de la camiseta del pijama
que te escondo bajo la almohada
mientras tú te tapas y me pegas.


Eres el sonido
del agua cayendo,
de la lluvia en nuestros cuerpos,
de nuestros cuerpos en la ducha.
Eres mis manos
despeinando tu pelo,
y ese "me encantas" que te chillo
desde la otra punta del pasillo
cuando nadie más me escucha.


Eres dos abrigos en la silla
y dos pares de zapatos
que cansados de esperarnos
se han dormido tras la puerta.
Eres esa falsa prisa
de dos tontos algo enamorados
que después de hacer la cama
se desnudan y se acuestan.


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Ilustración: Café hirviendo, La Mairei, www.maireiportfoli.blogspot.com