y
mis historias son difusas
y
mi intimidad es traicionera.
Cuando
tú callas mi almohada es de piedra
y
mi mundo es un colchón
sobre
el que doy vueltas y más vueltas.
Cuando
tú gritas me sangran las fuerzas
y
vuelan trapos sucios
y
la frustración se pone en venta.
Cuando
tú gritas la puerta queda abierta
a
“para siempres” olvidados,
a
que tus “te quieros” no convenzan.
Cuando
tú lloras…
Cuando
tú lloras me congelas
y
tus sollozos son temblores
que
remueven parte a parte
cada
parte de mi tierra.
Cuando
tú lloras tus lágrimas caen lentas
como
lágrimas de agua nieve
que
de camino hacia tus dientes
brotan,
flotan y hielan.
Vaya, me has dejado impresionada. Me ha encantado. De verdad.
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