Tu canción es para mí
un silbido lento,
una nota frágil,
el bramido de
una ola rompiendo
contra los pies de
un niño pequeño
ante una mirada pícara
y una sonrisa grácil.
Tu canción es para mí
un puzle medio hecho,
la lluvia desde un taxi,
un maletín pasajero
en el andén de
cualquier metro
con un nombre en su etiqueta
y una letra escrita a lápiz.
Tu canción es para mí
dos lenguas entre un beso,
un paseo en la sintaxis,
un laberinto imperfecto
e impropio de los cuentos
en el que existe una puerta
que lo pone algo fácil.
Tu canción es para mí
un gusto que casi veo,
un aroma a ratos táctil,
es un “quiero y no puedo”
que tú conviertes en
“puedo y no quiero”
cuando me sales con esa historia
del bufido que tumbó al mástil.
Tu canción para mí es
un tarareo a mil tiempos
que entre mil voces
bebe los vientos
y corre hábil.
Tu canción para mí
trata de un “quizás”
que quiso ser un “todo”
y acabó encarnado en “casi”.
Jorge, me alegro de que hayamos coincidido en algún momento y eso me haya llevado a leerte. Me gusta entrar de vez en cuando a chafardear lo que has estado pensando últimamente. :)
ResponderEliminar