jueves, 18 de marzo de 2010

Arteterapia

Ayer, un grupo de hombres de la asociación "Homes Igualitaris" nos adentramos en el mundo del arteterapia. Fue nuestra primera sesión de las seis o doce que vamos a realizar, y como no podía ser mejor, todos salimos de la sesión contentos, satisfechos por cómo se presenta este nuevo camino.

Os explico: como ya puede advertirse por el nombre que se le da, el arteterapia es como "una terapia a partir del arte". Quizás en un principio (y digo quizás porque no soy un especialista) este tipo de terapia era utilizada en su totalidad para el descubrimiento de conflictos psíquicos, y para darles un remedio. Es decir, su dedicación era en su totalidad relacionada con la rehabilitación.

Sin embargo, hoy en día el arteterapia es un campo de parcelas particularizas, un árbol de distinguidas ramas, un camino con señaladas bifurcaciones. Así, actualmente no sólo se utilizan los métodos del arteterapia para la rehabilitación de una persona con conflictos psíquicos, sino también para potenciar la creatividad y la expresividad de una persona. Es decir, nos ayuda a buscar lo que hay en nuestro interior mediante técnicas artísticas. Con ello se promueve el bienestar (tanto físico, mental y espiritual). Por tanto, podríamos decir que el arteterapia no tiene por qué verse como un método de curación más que como un método de prevención: alimentar tu yo interno para estar bien contigo mismo y evitar conflictos internos.

Para que veáis cómo empezó todo, paso a explicar un poco mi primera sesión de arteterapia:

La sesión dio comienzo con las metáforas. Cada uno de los ocho participantes debimos expresar una metáfora que ejemplificara cómo nos sentíamos, cómo veníamos a esa nuestra primera sesión. Así, por ejemplo, surgieron los siguientes ejemplos.

- "Vengo como una chimenea".
- "Vengo como un río con ganas de que llueva"
- "Vengo como una flor ansiosa por abrirse pero sin saber lo que le espera"

Así que así empezó todo. Nuestras metáforas describieron un poco cómo nos sentíamos cada uno.

Después, una de las coordinadoras levantó una sábana que estaba situada en el suelo, en medio de todos nosotros (que estábamos sentados en forma de círculo). Bajo aquella sábana habían unos veinticinco objetos, y cada uno de los ocho participantes tuvimos que elegir uno de ellos, aquél que nos escogiera al mismo tiempo a nosotros. Un compañero se adueñó de unas zapatillas de estar por casa, otro de un matasuegras, otro de un folio en blanco arrugado en forma de bola, etc. Yo escogí un sobre vacío. Tuvimos un tiempo para familiarizarnos con esos objetos, y luego nos juntamos por parejas para explicar al otro quiénes éramos a partir de ese objeto. Luego ese compañero nuestro tendría que explicar a los demás de qué le había hablado su pareja.

Así, yo, que por ejemplo, cogí un sobre, le expliqué a mi pareja que en un principio me llamó la atención porque a mí me gusta escribir, y un sobre suele ser sinónimo de carta, y una carta suele ser sinónimo de palabra escrita. Me adueñé de él con la esperanza de que dentro hubiera una hoja, pero en su interior no había nada. Sin embargo, y viendo las cosas desde un punto de vista positivista, un sobre vacío me transmitía esperanza, pues es algo que aun debe utilizarse, algo que aun debe enviarse. Me daba la impresión de que en ese sentido estaba muy relacionado conmigo, pues muchas veces presiento que aun debo mostrar muchas cosas a los demás, y a la vez, cual sobre lleno de vacío, adquirir otras muchas cosas que me llenen.

Después de este ejercicio, todos pusimos nuestros objetos en el suelo con los demás objetos que nadie había escogido, y se nos señaló que debíamos hacer una especie de instalación entre todos los objetos. Buscarles una forma interrelacionándolos entre ellos. Fue muy divertido, porque habían objetos de todo tipo: una bobina de hilo naranja, un trozo de tronco, un preservativo, un pincel, una cabra de juguete, unas pinzas, un rosario, un paquete de chinchetas, una cinta adhesiva, etc. Con todo ello, creamos algo que parecía una ciudad enmurallada (las murallas eran trozos de cinta aislante)



Como podéis ver, las zapatillas son el comienzo del camino hacia esa instalación que bien parece una ciudad sumida en el caos metropolitano.


Y bien, esta es la intalación en sí. Alguien la vio como una célula. Otros la vieron como algo indefinido. Yo la vi como una ciudad, con sus torres, su muralla, su entrada, sus infraestructuras, etc.

Tod esto pudo verse mejor cuando nos dejaron cinco minutos para escribir algo relacionado con la instalación que habíamos hecho. Por ejemplo, yo escribí una especie de historia, que dice así:

"Caminaban sus pies hacia las murallas de la nueva creación. Aun sin haber llegado a ella, ya sabía cómo era. Tenía la impresión de haber participado en su construcción. La recordaba con u orden desordenado, como la representación de un tiempo de paz interior en un tiempo de conflictos en el exterior.

Recordó cómo él mismo, con sus propias manos, contribuyó en la elaboración de la base de la gran torre naranja, que se alzaba atravesando los cielos y llegando hasta la vista de los forasteros más lejanos.

Seguía caminando sin parar. Ansiaba llegar cuanto antes. Pero algo le hizo detenerse. Advirtió que en el suelos unas llaves yacían abandonadas, y pensó que el destino las había puesto ahí para él. Eran las llaves que le abrirían las puertas de la muralla, o si más no, la representación de esa inquietud que tenía por llegar.

Cuando hubo arribado, todo le parecía igual, aunque distinto. Todo seguía en el mismo sitio, pero no en el mismo tiempo. Y entonces comprendió que todo era culpa del tiempo, pues aunque las apariencias de los objetos y de los seres soliesen seguir igual, el tiempo no perdonaba a nada ni a nadie. Miró hacia lo alto de su mundo, como si quisiera encontrar el final de la torre naranja, y lanzó una maldición a ese tiempo que había provocado que, lo que hacía apenas cinco minutos había construido con sus manos, ahora fuera algo diferente".

Después de leer cada uno nuestros textos, se abrió un turno de preguntas y reflexiones sobre lo que entre todos habíamos construido. Por ejemplo, hubo quien dijo que le hubiese gustado expandir más la instalación por toda la sala. Otro se refirió a las posibles razones de haber querido realizar tantos elementos altos (como la torre de la bobina, la del pincel o la del tirachinas). Un compañero dijo que podría haber sido por razones "fálicas" (todos allí éramos hombres). En mi caso, opino que puede ser el reflejo de que siempre nos parece que los edificíos más altos son los mejores, y que en nuestra sociedad todo funciona dentro de una jerarquización, donde quien se encuentra en una posición más alta es mejor que los demás. Damos importancia a mirar hacia arriba, y no tanta a extender los brazos y mirar hacia los lados.

Para concluir, la sesión finalizó de la misma manera que empezó. Con una metáfora sobre cómo nos íbamos de allí. Algunos ejemplos son:

- "Me siento como una taza de té", dando cuenta de un síntoma de tranquilidad, reposo.

- "Me voy como un niño que ha jugado con otros niños a juegos sin nombre".

- "Me voy como una gota de lluvia que cae al río y a la que le esperan muchas aventuras bajando por éste"

En fin, fue una primera sesión buena, satisfactoria, y que nos dejó cierto gusto en la boca que nos obliga a querer saber qué pasará la semana que viene (tenemos pintura, plastilina, barro, pinceles, etc etc)

Un saludo!!


2 comentarios:

  1. Hola, me parece muy interesante este tipo de cosas, lástima que por aquí no se hagan estas cosas, al menos lo desconozco. ¿lo del matasuegras? ¿el que lo escogió tiene algún conflicto con la mamá política?
    Saludos, y que tengas una buena semana y una próxima sesión muy fructífera.

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  2. Jorge dijo...
    Es un buen blog el tuyo!! Me pasaré más a menudo!
    Ni se te ocurra volver al blog de Leona Catalana
    Te queda prohibido

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