domingo, 3 de enero de 2010

Historia de una prostituta 8




No era muy alta -como mucho un metro sesenta- y su delgadez la privaba de poder insinuarse a través de un buen marcaje de sus glúteos. Sin embargo, pensó ella, la niña tenía una buena delantera para no aparentar más de dieciocho o diecinueve años. Era aquel tipo de cuerpo que sin duda suele gustar a la mayoría de hombres: una combinación de pequeñeces y fragilidades que provocan los más lascivos deseos sexuales en aquellos que por sus condiciones nunca habrían podido tener entre sus manos un cuerpo como el de aquella joven sin tener que dar cuenta de pago.



Sus labios finos reflejaban una especie de sonrisa seductora algo fingida y novata, y sus ojos eran pozos negros, muy negros, en donde habría que ahondar profundamente para poder adivinar qué pasaba por su cabeza. Una melena ondulada y de un rubio acastañado (probablemente el rubio fuera artificial, y ese acastañado fuera el resultado de unos meses sin ir a la peluquería, lo que hubiese provocado que, sin duda, su color natural resurgiera de entre aquel otro amarillo pollo alterado) caía de forma salvaje por sus hombros como una cascada, muriendo en el mar de una espalda completamente lisa, llana, donde lo único que podía adivinarse a primera vista ( y sólo cuando la joven se quitó el abrigo para buscar en sus bolsillos interiores algo que con éste puesto no era capaz de encontrar y dejó al descubierto su tronco, sólo algo tapado por la parte de los pechos) era un lunar en la parte inferior del omóplato derecho y los finos tirantes de un sujetador rojo.



Sin conseguir inventar una excusa para darse explicaciones a sí misma, cambió el rumbo y esperó a que el semáforo de su derecha le permitiera cambiar de acera. Cruzó, y caminó hasta tener a la joven a unos tres metros. Luego fingió estar esperando a alguien. La observaba; se fijaba en su forma de moverse, en la manera de mirar a los hombres y de acercarse a ellos con la intención de que alguno de ellos la contratara. Sin ningún tipo de dudas, era una principiante.
No sabía exactamente la razón, pero sentía una imperiosa necesidad de hablar con ella, de decirle algo, de reclamar su atención. Se acercó un poco más, y la chica se percató.

- Hace unos veinte años. –dijo ella a modo de reflexión en voz alta.
- ¿Disculpe? -la niña llevaba un chicle en la boca. Era de menta
- Que hace unos veinte años yo tenía tu edad. –completó su frase.
- Am… Perdone, ¿la conozco? – se dibujó en la joven una mueca de sorpresa insinuante de no estar entendiendo nada.
- No, lo siento, no me conoces.
- ¿Y qué quiere?
- Si yo te dijera que, pese a mis apariencias, soy un tío y que te doy 20€ por un polvo, ¿aceptarías? –le preguntó ella a modo de “mera curiosidad”.
- ¿Se puede saber quién coño se cree usted que es para venir y empezar a preguntarme estas cosas sin conocerme? – su tono devino malhumorado y despectivo.
- ¿Te molesta que te pregunte eso? ¿Y qué vas a hacer entonces cuando un cliente te haga preguntas mucho más desagradables? ¿Cómo vas a actuar cuando te hagan propuestas obscenas y depravadas? ¿Qué harás cuando tengas que acostumbrarte a que el adjetivo por el que la gente te defina sea el de puta?
- ¡Y usted qué coño sabrá de todo eso! -exclamó la joven de forma descarada.
- Pues no mucho más que tú –le contestó con ironía-. Aun no habías nacido probablemente cuando yo ya había empezado a ejercer esta maldita profesión.




Se hizo el silencio durante los tres segundos siguientes. La adolescente le dio la espalda

- No quiero molestarte más. Te he visto así, y por eso me he acercado a ti. Estás cometiendo un error si el camino que has elegido es este. No sabes dónde te metes. No sé que te ha hecho pensar que…
- Mire, ¡déjeme en paz de una puta vez! No necesito sermones de nadie. ¡Usted no tiene ni puta idea de por qué yo estoy aquí ahora mismo! – gritó la chica interrumpiéndola.
- Vale, perdona, ya te dejo. Algún día sabrás de lo que te hablo. Después de veinte años vendiendo mi dignidad aun no he podido salir de este agujero donde ahora tú te metes. Haz lo que quieras.
- ¡A la mierda! –concluyó la amateur.







Ella volvió a cruzar la carretera y se autorrecondujo a su camino originario. No pudo evitar sentir rabia e impotencia. Ciertamente, había visto en esa adolescente a aquella ignorante de dieciséis años que decidió que el único camino existente para sobrevivir era prostituirse. Si tan solo la hubiese escuchado… No obstante, era normal que la chica hubiese contestado de esa forma: no era más que un mecanismo de autodefensa. Todo el mundo sabe que no es para nada plato de buen gusto que alguien a quien no conoces en absoluto tenga la osadía de intentar aconsejarte, llevarte por el “buen camino”, instruirte, regañarte… Y menos aun cuando esa tercera persona no sabe cuáles son las razones que han desencadenado tal conjunto de actos y decisiones.


Antes de entrar al supermercado acabó por concluir que necesitaba saber qué escondía la negrura de aquellos ojos. Era la única manera de actuar como quisiera que hubiesen actuado con ella cuando se sumergió en el mundo de la prostitución.
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6 comentarios:

  1. Interesante la idea.. haber cómo vuelven a encontrarse ambos personajes. Voy a estar pendiente.

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  2. Felices reyes magos.
    Me resulta muy tierno el encuentro de estas dos mujeres. Yo también estaré pendiente de esta relación

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  3. A ver cómo se las ingenia la prota para conseguir acercarse a la joven.
    Besos de pantera.

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  4. Nuestra prostituta pretendía convertirse en heroína por un momento, en redentora de alguien que, por propia experiencia, sabía que iba a llevar el mismo mal camino que ella. Qué pena que nadie escarmiente en cabeza ajena...Un besito, Jorge, me quedo en espera de la continuación del relato.

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  5. Hola, Jorge, mil gracias por tu visita. Vengo aquí para decirte que no estaba inactiva, sino todo lo contrario, es que tengo otros dos blogs compartidos con Jesús, (Maxi), a quien ya conoces. En el último que abrí, en "Música y poemas", he colgado yo solita más de 90 entradas en poco más de un mes, aunque la mayoría son poemas de poetas célebres, biografías o clips de la música que me gusta y hay aún poca cosa original mía, aunque sí muchos poemas de Jesús y es que a él se le da mejor la poesía y a mí la narrativa. Y en "September" que es nuestro blog de relatos, estoy en espera de que él concluya su "Tierras de Susej" para ver si cuelgo mi "Estampa napolitana", que tengo en mi blog editado en una sola y muy extensa parte y en September quiero dividirlo en entregas y no es un relato de viajes, sino una historia de amor ambientada en el Nápoles de posguerra y con la Camorra como telón de fondo y creo que es lo mejor que he escrito hasta ahora. En fin, que por eso publico poco en mi blog personal, pero no doy parada jaja. Y acabo de ver que también tienes un blog compartido, pues allá me voy a verlo. Un besote y muy feliz finde.

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