lunes, 23 de noviembre de 2009

Historia de una prostituta 4




La pobre madre, cuerpo vacío de esencia, madera arrastrada por el mar, acabó convencida de que en realidad aquel sujeto era un regalo que Dios le había enviado en compensación por la triste pérdida de su querido marido, mientras que al otro lado de la pared, la adolescente lloraba en silencio después de cada una de las visitas nocturnas que él hacía a su habitación cuando las pastillas ya habían matado a su madre una noche más.






[Fragmento de una carta que nunca fue entregada]:



[...]Sé que nunca me creerás, mamá. Sé que tus ojos pertenecen a un mundo diferente, y que todos los días intentas convencerte de que él es lo que necesitabas. Pero yo no puedo soportarlo más. Debo contarte que bajo la oscura noche ese hombre suele entrar a mi habitación, suele sentarse junto a mí en la cama, y suele adentrar sus manos rugosas en mi cuerpo, apretándome los pechos y rozándome las ingles.Tengo mucho miedo, mamá. No puedo dormir por las noches porque sé que de un momento a otro él va a llegar, y en el mejor de los casos, sólo se va a dedicar a tocarme. Cuando veo su sombra, a veces incluso me he intentado transportar al pasado, cuando veía la sombra de papá acercarse a mi habitación antes de irse a dormir. Pero no lo consigo, y en cuestión de segundos veo a esa persona encima mío.Mamá, sé que si hace tiempo que no te importo (o al menos eso parece), cuando leas esta carta aun te importaré menos, pues de ninguna manera creerás lo que te explico. Probablemente me dirás que lo que tengo son celos de que tú hayas podido rehacer tu vida (esa es una de tus fantasías: nunca la has rehecho). Me echarás en cara que yo nunca hice nada para ayudarte a salir del pozo (en el que ambas estamos metidas) y que le prefieres a él, que vino, según tú, sin ningún tipo de interés, y sólo se ha dedicado a cuidar de ti.




Pero todo eso que piensas, todo eso que yo vaticino que me dirás, no es cierto mamá. ¿A caso no sigues drogada todos los días esperando a que llegue la noche para tomarte esa sobredosis que te hace descansar en una especie de eternidad temporal? ¿A caso no pasas por delante de la foto de papá y la rozas con tus yemas por la parte de sus labios? ¿A caso no ves que has vendido muchísimas cosas que a papá le encantaban para pagar tus medicamentos y alguna que otra deuda de ese hombre que tú tienes por pareja? ¿A caso no te das cuenta (de esto, ciertamente no te das cuenta) de que tu hija tiene problemas y que necesita la presencia en su vida de una madre, y no la de una mujer sin alma?



No voy a aguantarlo más. No voy a soportar que ese ser siga penetrando mi inocencia, desquebrajando mi adolescencia, inseminando odio mientras me abre de piernas.Me doy cuenta de que no tengo a nadie, y siendo así, puedo seguir viviendo contigo, si huimos de todo de una vez por todas, o huir yo sola de aquí, tal y como he intentado hacer en sueños miles de veces.[...]


Su madre nunca supo de la existencia de la carta que incorporaba este fragmento. El día 20 de julio, sobre las ocho de la mañana, una pareja de corredores hallaron su cuerpo boca abajo, flotando en un pequeño estanque de un parque situado a diez minutos de casa. La joven no había notado su ausencia; creyó que dormía en la cama. Pero la realidad fue que salió a pasear (quizás en medio de una suerte de flash que le empezaba a dejar ver ciertas cosas) y que un tropiezo que quizás podría haberse evitado con los reflejos de una persona sana la llevó a caer dentro de un estanque y a dar con la cabeza en la pequeña escultura de piedra situada en el centro de éste, quedando inconsciente con los orificios nasales y bucal bajo el agua.








La adolescente destrozada, de luto por dentro y de luto por fuera, acudió al funeral de su querida madre, de la mano de su padrastro y junto a sus abuelos. Lloró sobre el ataúd, y le dio las gracias al cuerpo ya dormido para siempre por los buenos momentos ofrecidos, y por todo lo que había hecho por ella.



No. No sucedió así.

La adolescente no tenía padrastro, sino un amante forzado, un puto violador que se aprovechaba de su madre en lo económico, y de ella en lo sexual. Tampoco tenía otra familia, dando la coincidencia de que sus padres eran hijos únicos y los abuelos habían fallecido. El día del funeral, aprovechando que el que era la pareja de su madre debía demostrar su inexistente dolor con tal de esconder la real historia ante el entorno vecinal, ella se hizo las maletas (dos en concreto), cogió un taxi y pidió al conductor (hombre ancho y parlanchín) que la llevara a la estación de tren, donde, tras engañar a las azafatas alegando que había perdido a su madre (verdad alterada que ciertamente no se alejaba demasiado de la realidad) y que debía buscarla, dado que ya debería haber encontrado sus asientos asignados, éstas accedieron y la dejaron pasar.





Así fue como, finalmente, una quinceañera de cabello largo y moreno y unos ojos envejecidos por el sufrimiento desembarcó en Barcelona.

5 comentarios:

  1. ¡Cuántas miserías puede esconder una vida!

    ResponderEliminar
  2. Hola Juan Rafael! Gracias de nuevo por pasarte por mi blog! Tienes toda la razón: cuánta miseria puede llegar a esconder una simple vida de menos de veinte años. Lo más fuerte de todo es que la realidad supera a la ficción, y que probablemente la historia que estoy contándoos no sea tan dura como la realidad de muchas niñas que viven los maltratos en casa y que, llegado un momento, se ven solas, sin nadie, y no tienen más opción (o almenos eso creen) que acudir a lo más fácil (rectifico: al camino más corto pero más sufrido), al único lugar donde con edades muy cortas van a haber ganancias patrimoniales. Ya sabes de qué profesión hablo...

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  3. Desgraciadamente, demasiadas niñas siguen esos pasos.
    Besos de pantera.

    ResponderEliminar
  4. Te dejo un enlace donde explica como poner musica en tu blog. Aunque hable de música puedes subir cualquier grabación hecha por ti.

    http://www.blogoff.es/2006/10/27/como-poner-musica-en-tu-blog-goearcom/


    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Estoy leyendo tu blog y de verdad que me está gustando.
    Emotivo el relato y muy verdadero de este post. Tienes una gran sensibilidad y se te nota.
    Un abrazo de Lola
    http://boheme.zruspas.org

    ResponderEliminar